miércoles, 26 de marzo de 2008

Prueba Chrysler Town & Country 2008

Belleza Interior

Chrysler innova en el segmento que hizo popular hace 25 años, pero algunas novedades olvidan el lado práctico

Su forma muestra claramente el segmento al que pertenece y en su interior, las novedades y el equipamiento intentan darle frescura a las minivanes de Chrysler, responsables prácticamente de crear este segmento, 25 años antes. Se trata de la más reciente generación de la Town & Country, un vehículo que por muchos años fue la referencia entre sus competidores.
La renovación estética de la Town & Country es, para algunos (nosotros entre ellos), poco afortunada. Chrysler decidió abandonar la forma sinuosa de antes y adoptar de nueva cuenta la base de “caja sobre ruedas” que tenían todos los vehículos de esa categoría cuando del nacimiento de este género. Al frente, la parrilla corporativa ocupa todo el espacio visual, ayudada por grandes faros. Todo lo demás es un gran paralelepípedo ortogonal. Cualquier intento de sensualidad en sus formas quedó en el pasado, como una mujer que abandonó el cuidado de su cuerpo hace muchos años.
Tal vez en función de que el principal blanco de una miniván es precisamente este tipo de mujeres, que dedican su vida a cuidar de los niños y del hogar fue que Chrysler tomó la decisión de quitarle todo el “sex appeal” a sus nuevas minivanes. Ahora, Chrysler busca conquistar a los más interesados en la belleza interior. Y en este aspecto, la nueva Town & Country servirá incluso para vender otros modelos Chrysler.
Los asientos de las minivanes han sido blanco de estudios, cambios e invenciones durante la vida de estos vehículos. Lo primero que se hizo fue privilegiar a los ocupantes de la segunda fila, ofreciéndoles asientos tipo capitán. Luego, marcas orientales como Honda crearon la tercera fila que “desaparecía” bajo el piso, dejando un piso plano, excelente para carga. Luego, Chrysler creó el sistema “Stow’N’Go”, que también escondía los asientos, pero ahora incluían los de la segunda fila. Y con esta nueva camioneta, Chrysler añade la opción del Swivel’N’Go”, que significa que los asientos de la segunda fila pueden girar 180 grados para quedar mirando a los de la tercera fila. Hay, incluso, una mesita que se puede poner entre estos. Se ve muy bien, suena muy atractivo y, sin duda mucha gente visite a los distribuidores Chrysler para ver a uno de sus vehículos que, ahora sí, hace completa justicia a la fama que tiene Chrysler de ofrecer autos “cómodos como la sala de su casa”. La nueva Town & Country, si no es tan cómoda con esta opción, al menos sí ofrece una pequeña sala, o comedor.
El primer problema de esta novedad es que, en orden de tenerla, se sacrifica el espacio. Sentarse en la segunda fila con el asiento mirando hacia atrás, es renunciar al espacio para las piernas, lo que es aún más cierto si hay alguien sentado frente a uno, en la tercera fila. La idea es excelente, pero la ejecución es pobre. El problema podría resolverse si la tercera fila pudiese recorrer un poco hacia atrás, pero esto no es posible. Así que, el sistema se ve bonito, impresiona a los vecinos y a los niños, pero ni siquiera estos encontrarán cómoda es opción de asientos.
En lo demás, con la excepción de la calidad de los plásticos en la que Chrysler aún debe trabajar mucho (la mesita, por ejemplo, presenta rebabas), el interior de la Town & Country es de lo más agradable. Usada con los asientos en su posición tradicional, es cómoda, amplia y está más equipada que la primera clase de un Airbus A380.
Su manejo acompaña la suavidad del interior. El motor V6 de 4.0 litros y 251 caballos, responde incluso cuando el hombre de la casa toma el mando de la camioneta en los fines de semana e insiste en rebasar a todos en la carretera. Claro, no está hecha para ganar concursos de aceleración y la prueba son los poco más de 14 segundos que le costó alcanzar los 100 km/h, a 1,560 metros sobre el nivel medio del mar. Pero la máquina hace buen juego con la caja de seis velocidades y aunque en un principio a algunos les parezca rara la posición de la palanca de cambios, ubicada en el tablero a la derecha del volante, uno se acostumbra muy pronto a ella.
La suspensión es algo más firme que antes, pero Chrysler ha logrado mantener un buen balance entre confort y estabilidad y con esto, todos estarán contentos, tanto el chofer como los pasajeros.
El tacto de los frenos sigue siendo algo esponjoso y su resultado en las pruebas no fue impresionante, ya que la Town & Country usó 44 metros para detenerse desde los 100 km/h.
Los números de aceleración, consumo y frenado, son compatibles con la forma y el peso de dos toneladas de la unidad. La Town & Country nunca fue precisamente la miniván de manejo más preciso en su categoría. Su mayor atractivo ha sido su suavidad, espacio y las inteligentes soluciones interiores. A esto se sumaba, al menos antes, un buen diseño exterior y un precio razonable. Ahora, estos parecen ya no estar presentes, ya que la versión Limited que probamos cuesta nada menos que 479,900 pesos.
Pero de todos modos, la “mamá de los autos para mamás”, con sus novedades y sistemas exclusivos, aún son atractivas, sólidas, de buen manejo y con la imagen de quien pegó primero y esto significa, como todos sabemos, pegar dos veces.

No hay comentarios: